“Si nadie odia algo que haces, tampoco nadie lo amará”; “Todo es un experimento”; “Las reglas son buenas. Rómpelas”.
Estas son algunas de las frases del diseñador americano de raíces húngaras Tibor Kalman.
Una generación de diseñadores han recibido su influencia aunque sea conocido y reconocido sobre todo por haber sido el editor jefe de la revisa Colors. En mi caso fue Fernando Gutierrez, antiguo profesor en Eina, que me habló de el y así llegué a conocer y admirar el trabajo de Tibor Kalman.
Kalman nació en Budapest en 1949 y en 1956 se trasladó a los Estados Unidos. Estudió periodismo en la NYU pero pronto abandonó las clases. En los 70, trabajó en una pequeña librería en Nueva York, que más tarde se convertiría en la gigantesca Barnes & Noble.
En el 79, creó la agencia de diseño M&Co. junto a Carol Bokuniewicz y Liz Trovato, en la que tuvo clientes como: el grupo de música Talking Heads o el restaurante Florent del famoso meatpacking district de Nueva York. También trabajó como director creativo de la revista Interview a principio de los 90.
Como diseñador siempre criticó a sus colegas por el divismo o por la falta de compromiso: “En el diseño corporativo no hay diferencias entre un contador, un abogado y un diseñador gráfico: todos trabajan para que la corporación se vea bien”.
En 1990 lo convocó Oliviero Toscani, otro alborotador, para que transformara en revista los códigos de las campañas de Benetton. Así surgió Colors, donde volcaría todo su conocimiento durante 13 números monográficos en los que cambiaría el modo de hacer periodismo hablando de temas como el sida, la religión, las drogas, la locura o el paraíso.
Cierra M&Co. en el año 93 para mudarse a Roma y poder trabajar exclusivamente en la revista, aunque en 1995 se alejó del proyecto peleado con Oliviero Toscani. La revista siguió manteniendo su esencia. Su despedida de Colors no tiene palabras, para Tibor Kalman las palabras no son suficiente, hay que ver sus trabajos para entenderlo. Lejos de irse en silencio, las 359 imágenes de ese número son el mejor ejemplo de cómo se puede hablar sin usar letras. Y de cómo, muchas veces, las palabras no dicen nada.
En 1997 reabrió la agencia M&Co. cuando volvió a Nueva York. Allí continuó su trabajo, realizando proyectos con los que podía disfrutar. Abrió un tour por los Estados Unidos, en el Museo de Arte Moderno de San Francisco, con la exposición restrospectiva de su trabajo, Tiborocity; esto fue un poco antes de su muerte, en Puerto Rico en 1999 por un linfoma no Hodgkin.
Ese mismo año se publicó el libro Tibor Kalman: Perverso Optimista que analiza su trabajo y el que hizo con M&Co. Actualmente M&Co. sigue siendo una agencia influyente y no es más que el resultado de la labor de Tibor y de la gran cantidad de diseñadores que allí trabajaron y que llevaron lo aprendido a sus propios estudios como Stephen Doyle, Alexander Isley, Scott Stowell , Emily Oberman o Stefan Sagmeister.
Sagmeister, otro diseñador talentoso, provocador, discípulo de Kalman y del cual soy ferviente admiradora decía sobre él: “Mi único héroe del diseño es Tibor Kalman”. “Nadie más era tan apasionado.”
Kalman estaba casado con la autora e ilustradora Maira Kalman. “Tibor y yo nos conocimos a los dieciocho años. Trabajamos juntos, tuvimos dos hijos y un diálogo que continuó durante treinta años. Creo que nos salvamos y nos formamos el uno al otro. Nunca conocí (y probablemente no vuelva a conocer) una persona tan brillante, loca y productiva como él. ¿Cuántos Tibor es posible encontrar en una vida?”
Si tenéis tiempo no os perdáis esta interesante entrevista.